¿De qué hablamos exactamente cuando hablamos de New Adult?

Puede que en los últimos tiempos algunos lectores se hayan dado cuenta de la irrupción en las librerías de un nuevo género o de una nueva etiqueta para presentar y vender libros, la del new adult. En mi caso, me había cruzado con ella en varias ocasiones en los medios estadounidenses que hablan de libros, pero no me había dado cuenta de que había cruzado – y con fuerza – el Atlántico hasta que me encontré con ella – y a lo grande – en un establecimiento de una cadena de librerías europeas. El avistamiento fue en Oporto, en Portugal, pero lo cierto es que la presencia de la etiqueta no era una cosa solo para Portugal. En la cadena de librerías una estantería, en medio de las novedades de libros, llevaba la clara indicación de ‘new adult’.

Y es que ‘new adult’ se ha convertido en la etiqueta un tanto de moda, el nuevo género literario con el que se identifican muchos libros que llegan a las estanterías de novedades (la etiqueta es bastante masiva en el género de romántica contemporánea, pero no es única a este terreno y se está convirtiendo en una suerte de elemento ‘cros-género’). Si se está fuera del género cuesta un poco comprender qué es exactamente lo que se identifica. Al fin y al cabo, ‘new adult’ se puede traducir por ‘nuevo adulto’. ¿Qué diferencia esta ficción para adultos de otra ficción para adultos?

En mis tropiezos con libros del género en las mesas de novedades, llegué a la conclusión de que simplemente servía para identificar a libros protagonizados por personajes jóvenes (recién salidos de la universidad en el tope más alto de la tabla) y con historias un tanto excesivas y melodramáticas que realmente no quería ni me apetecía leer. New adult era para mí la etiqueta que marcaba que ese libro no era realmente para mí. Pero, sin embargo, la autora de uno de los libros de romántica contemporánea que más disfrute el pasado verano, Hating You/Loving You, Christina Lauren, se suele asociar al género. ¿Es esa visión de protagonistas jóvenes e historias excesivas entonces simplemente una visión prejuiciosa de la omnipresente etiqueta?

“En realidad hay bastantes opiniones al respecto (ya sabes que nos encanta reinventar cosas antiguas y ponerles nombres nuevos)”, me explicaba por correo electrónico Natalia Rubio, la directora editorial de Bubok, cuando le preguntaba sobre qué es exactamente el género new adult tras leer las bases de la última edición de su premio literario, centrado en la romántica juvenil y en la que se aceptaban los libros new adult. “Se trata de novelas con protagonistas jóvenes (alrededor de los 18) que normalmente transcurren en un ambiente universitarioy que tienen una carga bastante fuerte de sexo”, me explicaba.

Como Rubio puntualizaba “no es lo mismo que young adult” (con personajes más jóvenes y sin sexo). Sin embargo, viendo los análisis anglosajones que se han hecho sobre el tema, y aunque una etiqueta y otra representen cosas diferentes, sí se puede establecer un vínculo entre una y otra. La new adult es en cierto modo los libros para adultos que quieren leer los lectores de young adult cuando ese género se les queda pequeño.

Las claves del género son de hecho, según publicaban en un análisis de USA Today, el choque en el paso de la adolescencia a la edad adulta, el escenario el campus universitario y el ambiente el amor intenso ‘del amor juvenil’. Y, sí, como me temía hay mucho drama y muchos ‘chicos malos’ en el mix.  Como apunta una autora del género en un análisis en Heroes&Heartbreakers, es un género que se centra en las primeras veces (el primer trabajo, los primeros problemas, las primeras grandes decisiones) y eso es lo que lo diferencia de la novela contemporánea como género global. El nivel de conflicto suele ser también mayor.

Como otras muchas cosas que se han puesto de moda en el mercado del libro en los últimos años, el boom es bastante probable que empezase en la autopublicación en formato electrónico, donde arrancaron muchos de los nombres que ahora tienen mucho éxito con grandes casas editoriales, y que, como ocurrió en otros subgéneros y etiquetas literarias, cubrió una necesidad de mercado que la industria tradicional no era capaz de cubrir. De la autopublicación llegaron a las listas de grandes éxitos y de ahí se colaron a los grandes sellos editoriales, que han convertido a la etiqueta en un elemento global y con éxito que va más allá del mercado en inglés y estadounidense en el que arrancó el boom del formato.

Por supuesto, también hay quienes se preguntan si todo esto del new adult no es más que una nueva manera de hablar de algo que ya existió durante años y de crear una suerte de etiqueta-marketing que convierte en novedad un elemento que ya estuvo presente en el pasado en la literatura. Al fin y al cabo, las historias de aprendizaje no son exactamente nuevas noticias en el mundo de la literatura.

FUENTE: EL PAIS