Un estudio muestra la importancia de la lectura en los niños menores de cinco años

Leer a nuestros hijos desde el nacimiento hasta los cinco años y apartarlos de las pantallas estimula el desarrollo del cerebro. Esto es algo que más o menos todo el mundo intuye, pero ahora la ciencia ha aportado pruebas con un nuevo estudio realizado por el Reading & Literacy Discovery Center del Hospital de Niños de Cincinnati. Se trata del primer estudio que proporciona evidencias neurobiológicas de los beneficios potenciales de la lectura y de los posibles daños que ocasiona pasar frente a la pantalla en el desarrollo del cerebro de los niños de edad preescolar. «Esto es importante porque el cerebro se desarrolla con más rapidez en los primeros cinco años», afirmó el autor principal del estudio, el doctor John Hutton, pediatra e investigador clínico en el Hospital Infantil de Cincinnati.

Para realizar el estudio se utilizó un tipo especial de resonancia magnética, con tensores de difusión, para examinar la sustancia blanca de 47 niños sanos entre tres y cinco años. La materia gris del cerebro contiene la mayoría de las células cerebrales que le dicen al cuerpo qué hacer. En cambio, la materia blanca está compuesta de fibras, distribuidas en haces llamados tractos, que forman conexiones entre las células cerebrales y el resto del sistema nervioso. El aumento y la organización de la materia blanca es fundamental para la capacidad del cerebro para comunicarse a través de sus diversas partes, lo que aumenta su funcionalidad y su capacidad de aprendizaje. Sin un sistema de comunicación bien desarrollado, la velocidad de procesamiento del cerebro se ralentiza y esto repercute negativamente en el aprendizaje.

«Los niños nacen con más neuronas de las que tendrán en su vida, como si fueran una pizarra en blanco», dijo Hutton, «»y dependiendo de qué tipo de estimulación tengan con sus cuidadores (hablar, retener, salir, leer), las conexiones entre estas neuronas se refuerzan». Y añadió: «Aunque el cerebro puede cambiar y aprender a todas las edades, es mucho más eficiente en los primeros cinco años de vida, y es por eso que esas experiencias de la primera infancia son tan importantes».

Además de los escáneres cerebrales, también se llevaron a cabo pruebas cognitivas. Los niños que usaban pantallas más de una hora al día tenían habilidades de alfabetización emergentes más pobres, menos capacidad para usar un lenguaje expresivo y obtuvieron menos calificaciones en la capacidad de nombrar objetos rápidamente. En cambio, los niños que leían libros con su cuidador frecuentemente obtuvieron mejores puntajes en las pruebas cognitivas. Básicamente, el efecto opuesto en ambos casos.

El problema es que pasar tiempo frente a las pantallas no solo hace que se lea menos sino que hace que se reduzcan otras actividades que también benefician a diferentes partes del cerebro como jugar con juguetes, salir a la calle o usar la imaginación.

Fuente: La Piedra de Sísifo